¿Están los animales realmente protegidos en las producciones cinematográficas? ¿Se vela por su seguridad y se castiga el maltrato? Hoy por hoy en Estados Unidos, la respuesta a estas preguntas se tambalea. Y es que en los últimos meses, se han producido una serie de accidentes que generan serias dudas sobre la eficiencia de quienes deberían vigilar por la incolumidad de los animales “actores”.

Éste es el caso de la American Humane Association (AHA), entidad encargada de identificar y prevenir cualquier acto de negligencia y abuso animal en proyectos cinematográficos y televisivos de EE.UU. La AHA, para tener una idea más clara, tiene en su poder el certificado de la esperada frase que acostumbramos a ver en pantalla “ningún animal fue dañado durante la grabación”.

Pues bien, las dudas sobre su eficiencia empezaron a producirse después de que falleciera el tercer caballo en la serie de la HBO “Luck”. Según informes oficiales, el equino se golpeó la cabeza contra el suelo en un momento de pánico y, a causa de las graves heridas, tuvo que ser sacrificado. Al día siguiente, se anunció la cancelación del show. ¡Pero es que ya se trataba del tercer accidente mortal en el mismo set!

Y desafortunadamente, aún hay más. La famosa saga cinematográfica “El Señor de los Anillos” se ve “manchada” por la muerte de unos 20 animales durante la producción de su última entrega “El Hobbit”; hace unos meses, murió un tiburón mientras se rodaba un anuncio para los supermercados Kmart y hace tan sólo unas semanas, un perro fallecía durante el transcurso de una sesión comercial con evidentes síntomas de sufrimiento.

Grupos en defensa de los animales locales acusan a la AHA de ser muy permisiva con la industria y de actuar sólo por dinero. Hasta algunos entrenadores se quejan, afirmando que en repetidas ocasiones se ha designado a personas inexpertas para encargarse de especies animales muy concretas o que se ha llegado a usar un animal con nula preparación para algún proyecto.

Por su parte, la asociación afirma que está luchando para afrontar los nuevos retos que supone la época del cine moderno: Robin Ganzert, presidenta de AHA, ha intentado excusarse agregando que su autoridad es limitada para hacer frente a la proliferación de pequeñas producciones como películas independientes, televisión por cable y online.

Los errores de AHA saltan a la vista y sus explicaciones son vanas. Las cifras de muertes salen a la luz y lo que queda claro es que la supervisión de esta entidad no es suficiente para garantizar el respeto y el bienestar de unos animales que jamás hubieran tenido que llegar a un set cinematográfico.

En los últimos meses varias agencias que habían utilizado animales en sus anuncios nos han contestado afirmando tener un certificado de la AHA y que por lo tanto no teníamos que preocuparnos de nada…el problema es que cada día queda más claro que el certificado de esta entidad muy poco valor tiene y es más que licito desconfiar de sus reales intenciones.

 Sobretodo teniendo en cuenta que AHA no supervisa las condiciones de vida de los animales fuera del set, durante su entrenamiento, o durante la separación prematura de los bebés de sus madres. Y que la organización está financiada por el Screen Actors Guild, la misma industria que debería estar supervisando…..