Hemos hablado varias veces de las diferentes consecuencias implicadas en el uso de animales salvajes en cine y publicidad, pero hoy nos gustaría daros a conocer también algunos de los “efectos colaterales” del uso de animales domésticos.
Cada vez que llega al cine una película con un perro como protagonista, la popularidad de esa raza en particular puede dispararse o hundirse, dependiendo de si el animal en la gran pantalla interpreta un papel de «bueno» o de «malo».
El ejemplo más reciente nos lleva a 2012, cuando Uggie, el Jack Russel del plurigalardonado “El Artista”, robó el protagonismo a sus compañeros de reparto convirtiéndose en la estrella de la película. Según “Battersea Dogs and Cats Home”, una de las protectoras más antiguas del Reino Unido, más de 600 personas entraron en su web la noche de los Oscar en busca de un Jack Russel…..
El problema con esta particular raza de perros, es que no todos se portan igual de bien que Uggie, que de hecho se salvó por los pelos de un trágico destino ya que fue abandonado por sus dos primeros dueños por ser demasiado movido. Los Jack Russel son perros obstinados y que tienen mucha energía y, tal y como se dieron cuenta muchos de los que acabaron devolviéndolos, no son el perfecto animal de compañía para todas las familias.
Para ir un poco más atrás en el tiempo, seguramente recordaréis el icónico “Rin Tin Tin”, que acabó siendo el protagonista de diferentes películas y series de televisión. El pastor alemán se convirtió en un perro tan popular, que los criaderos de estos animales se multiplicaron y llegaron a afectar para siempre la genética de esta raza. Los pastores alemanes son ahora susceptibles a un importante número de enfermedades como displasia, tumores, desordenes gástricos y problemas de corazón.
Un destino parecido han vivido los Collie, “victimas” de las 19 temporadas de la serie “Lassie”, que disparó la popularidad de esta raza y que sigue obligando a muchísimos animales a malvivir en las diminutas jaulas de los criaderos…
La adaptación de 1996 de Disney de “101 Dálmatas” hizo que solo en 1997 en EEUU se comparan más de 100.000 dálmatas. Algo que por un lado generó el abandono de un gran número de estos animales, y por el otro dejó en evidencia los problemas generados por la cría indiscriminada: el 8% de los dálmatas nacen sordos y en el aprox el 22% se detecta pérdida de audición unilateral.
Películas como “Una rubia muy legal” y “Un chihuahua en Beverly Hills” convirtieron el Chihuahua en la raza de perro más buscada de California. El resultado? Actualmente en Los Ángeles el número de chihuahua es – tras el pitbull – el segundo más alto de las…perreras de la ciudad.
Y “Un chihuahua en Beverly Hills” no hizo daño solo a esta raza de perros sino también a los Doberman ya que el malo de la película era, como no, un perro de esta raza.
Raza que a lo largo de los años, ha tenido el mismo papel en varias producciones cinematográficas (como en “Hugo” de Martin Scorsese) que han hecho olvidar al publico que estos animales son sensibles, inteligentes y extremadamente leales.
A raíz de cuanto indicado y aunque los métodos de entrenamiento de estos animales no tengan nada que ver con los de los animales salvajes, solo podemos aconsejar a los creativos que nos siguen que tengan en cuenta esta problemática antes de incluir un perro o un gato en sus trabajos. Y por supuesto, a todos los que tengan pensado adoptar a un animal que no se dejen influenciar por las modas del momento o por una película ya que podría no haber “happy ending”…