La historia de Bruno es una historia con final semi-feliz, a diferencia de muchas otras de sus congéneres que no han tenido tanta suerte. Hoy la queremos compartir con vosotros porqué esperamos ayudar a las personas que creen que el uso de animales salvajes en producciones audiovisuales no supone ningún maltrato, a abrir los ojos sobre esta triste realidad.
Los animales salvajes no llegan a los escenarios por voluntad propia, no sueñan con convertirse en grandes estrellas: son arrancados de sus familias y de su hábitat natural o criados en cautividad con el único objetivo de que alguien pueda lucrarse a sus expensas. Y este exactamente, iba a ser el destino de este cachorro…