A principios de este mes saltaba la noticia que un tiburón había fallecido durante el rodaje de un spot publicitario en Estados Unidos. La causa de la muerte, precisamente, no era por una reacción humana a un previo ataque del escualo, sino más bien todo lo contrario.
La empresa dedicada a productos de ocasión Kmart pretendía filmar un anuncio haciendo uso de un tiburón vivo. Para ello, trasladaron a un ejemplar de casi dos metros de largo desde Nueva York hasta Los Ángeles para depositarlo en la piscina de un jardín particular y grabar allí mismo las escenas. Los actores participantes debían saltar de forma rápida y constante a la piscina.