Llamamos a los animales «salvajes» por un motivo. Estos animales existen en la naturaleza, y por encima de todo pertenecen al estado salvaje. A diferencia de los animales domésticos, no están acostumbrados a las personas sino están diseñados para vivir en su hábitat natural. Así que, cuando son criados en un hábitat que no les pertenece y forzados a actuar según las ordenes de los humanos, las cosas no siempre salen según lo planeado.
Y esto es lo que pasa, por ejemplo, en el caso de los animales actores.
A diferencia de los humanos, estos animales no eligieron ser el centro de todas las miradas y no están cobrando millones de dólares por ser unas estrellas. No le podemos decir a un tigre que piense que podrá comprarse un Porsche si salta con éxito a través de un aro en llamas, y por esto sus entrenadores tienen que recurrir a la violencia o a la negación de alimento para que estos animales realicen sus trucos.