El último lobo narra la historia de un joven destinado a un pequeño poblado de Mongolia, donde queda fascinado por la manera de vivir de los nómadas y con la criatura más temida y admirada: el lobo.
Para rodar la película se necesitaron 200 caballos, cerca de un millar de ovejas y 30 lobos, cuyos 4 ejemplares más jóvenes fueron filmados para el papel principal. El director quiso adaptar el ritmo de la película también al crecimiento y desarrollo de los lobos del entrenador Andrew Simpson.
El proceso duró 7 años, tres años para adiestrar a los lobos, dos años de rodaje y un año de posproducción. Por tanto, los lobos, alimentados a biberón para habituarlos a los humanos, han estado cinco años aprendiendo su papel y actuando y dos viajando en camiones a las distintas localizaciones de la película.
¿Por qué seguir utilizando animales reales cuando existen alternativas éticas que pueden evitarles este sufrimiento?