Falsa "sonrisa"
Falsa «sonrisa»

¿Cuántas veces hemos visto anuncios, películas o fotografías donde un chimpancé “sonreía”?

A muchas personas esta imagen les transmite alegría, pero ¿quién dijo que un chimpancé feliz sonríe como los humanos?

Los seres humanos tendemos a antropomorfizar, a atribuir características y cualidades nuestras a animales de otras especies. Y, aunque está claro ya desde Darwin (1872) que los animales tienen emociones y las expresan; cada especie lo hace de maneras distintas y se necesita conocer a fondo el comportamiento de cada una para poder entender lo que les sucede (Bekoff, 2000). A pesar de que la industria del cautiverio quiere hacernos creer lo contrario, el significado de la expresión facial que todos estamos acostumbrados a ver en los chimpancés “artistas” no tiene nada que ver con la alegría

Cuando un mono muestra los dientes, aplana sus orejas y tensa los músculos de la garganta, es por miedo.

Sonrisa real
Sonrisa real

Los gestos y las expresiones faciales y corporales son muy importantes y existe una gran variedad de las mismas. Cuando un chimpancé siente miedo, muestra todos sus dientes apretados, como en una sonrisa humana. En cambio, cuando los chimpancés juegan y ríen, solo muestran los dientes de la mandíbula inferior (más info: http://www.janegoodall.es/es/etologia.html).

(Vídeo análisis del anuncio de la Marató de TV3 con dos chimpancés: )

Y es que ¿cómo podría ser feliz un chimpancé “artista” con el tipo de vida que tiene?

La dura realidad detrás de las cámaras

Hay que tener en cuenta en primer lugar que los animales que has visto en anuncios y películas, viven en cautividad.

La gran mayoría dispone de espacios reducidos y sin ningún tipo de enriquecimiento ambiental, privados de libertad y de poder expresar los comportamientos naturales de su especie.

Los primates en particular son seres muy sociales, cuya naturaleza es vivir en grupos, formando estrechos lazos entre los individuos que lo componen (Swedell, 2012).

Son animales que pasan parte del día buscando comida y la otra gran parte relacionándose entre ellos. En cautividad están privados de todo esto ya que no tienen el espacio ni el entorno adecuados para llevar a cabo tal actividad y no cohabitan con su familia. Su vida se limita al entrenamiento y la actuación.

 

El entrenamiento

Conseguir que un animal salvaje actúe y realice acciones en contra de su naturaleza no es fácil, por muy inteligente que sea el animal, se necesita de un entrenamiento. Las técnicas más utilizadas recurren a la violencia física y verbal, y es como  consecuencia del miedo que se le infunda al animal, que  se le mantiene sumiso y realiza todo lo que se le pide.

A veces con el entrenamiento se consigue que el animal relacione una palabra con un acto violento, de manera que en el plató cuando el adiestrador da la orden, el animal reacciona por miedo haciendo lo que se le ha pedido, sin que nadie del público sea consciente del abuso.

Algunos entrenadores se defienden argumentando que usan métodos de entrenamiento “en positivo”, recompensando al animal cuando hace bien un ejercicio. Pero la realidad es que este método se basa en la privación del alimento, por lo que el animal realiza lo que se le pide a cambio de comida. Los animales responden mientras tienen hambre, pero una vez saciados ya no.

Testimonios como el de Sarah Baeckler, primatóloga que trabajó en una empresa de alquiler de animales en Estados Unidos dejan en evidencia la efectividad y falsedad de los métodos en positivo. Ella tiene claro que lo único que les lleva a realizar los mismos y complejos trucos una y otra vez es la violencia.

(Vídeo sobre el abuso de los grandes primates en la industria audiovisual)

El estrés

Las condiciones en las que viven estos animales, en ambientes artificiales, y los traslados, entrenamientos y actuaciones constantes, les provocan un estado de estrés permanente.

Esto les puede ocasionar lesiones físicas y problemas psicológicos que les marcarán el resto de sus vidas. Encontramos por ejemplo que muchos animales que viven o han vivido en cautividad muestran estereotipias: movimientos repetitivos que se realizan siempre siguiendo una misma pauta, sin ningún objetivo, y que son signo de una falta de bienestar.

ximp maratóUna de las estereotipias que muestran los primates en ocasiones es, en posición sentados, desplazan su cuerpo alternativamente hacia delante y hacia atrás, como balanceándose. También es muy común la conducta de acicalamiento excesiva, que puede causar alopecia y dermatitis (Manteca&Salas, 2015).

Por otro lado, los primates traumatizados psicológicamente muchas veces se automutilan; se muerden obsesivamente una parte del cuerpo o se arrancan el pelo.

Los métodos de contención

Los primates tienen características físicas que les hacen potencialmente peligrosos para las personas. Hacer trabajar a un chimpancé siempre conlleva riesgos. A pesar de estar entrenados, el estrés y la frustración hacen que su comportamiento sea imprevisible y pueden hacer mucho daño. Además, cuando llegan a la madurez sexual se vuelven menos manejables y más agresivos.

Claro ejemplo es el de Travis, un chimpancé utilizado en el mundo audiovisual en Estados Unidos y que atacó ferozmente a Charla Nash, amiga de su propietaria, en 2009. Charla necesitó varias operaciones de reconstrucción del rostro.

caso_41Es común por ejemplo limar o extraer los colmillos a los chimpancés que van a actuar para televisión o en espectáculos.

FOTO: portada revista GEO (chimpancé sin colmillos)

Su origen y su destino

Cuando ves a un chimpancé en cine o publicidad, además de su día a día, es importante que pienses en cuál es su pasado y qué le espera en el futuro a ése animal. Muchos de ellos han sido capturados de su medio natural, separados de su madre y familias (Spilsbury, 2014).

Los primates que, en cambio, han nacido en cautividad, también son separados prematuramente de sus madres y son criados a biberón con el objetivo de habituarles a la presencia humana y empezar cuanto antes el entrenamiento.

No menos cruel es el final que tienen estos pobres animales: cuando llegan a la edad adulta, en el máximo de su fuerza, instintos y tamaño se convierten en un problema para la industria audiovisual.

Muchos de ellos acaban enjaulados en pésimas condiciones o vendidos para dudosas actividades a zoos u otros centros.

La vida “útil” de muchos animales salvajes utilizados para el audiovisual está por tanto limitada a unos pocos años. Así, animales que han servido de reclamo para grandes empresas han acabado recluidos en jaulas durante años. Sólo unos pocos afortunados son rescatados y entonces tienen la oportunidad de acabar más dignamente y en paz sus últimos años de vida en un centro de rescate o santuario (La historia de Tarzan, Loti y otros chimpancés rescatados)

 

Referencias:

Bekoff, M. 2000 The Smile of a Dolphin: Remarkable Accounts of Animal Emotions. Discovery Books

Darwin, C. 1872. The expression of the emotions in man and animals. John Murray.

De Waal, F. 2009 Why would a chimpanzee attack a human? Entrevista en “Scientific American” http://www.scientificamerican.com/article/why-would-a-chimpanzee-at/

Marina&Salas, 2015 Las estereotipias como indicadores de falta de bienestar en animales de zoológico.

Spilsbury, L. 2014 Save the chimpanzee. Windmill Books.