Muchos expertos en elefantes, incluyendo científicos, ecologistas, veterinarios… coinciden en que los elefantes no deberían vivir en el mundo del Entertainment.

Los elefantes son socialmente muy complejos, profundamente inteligentes y tan grandes por su talla y naturaleza, que son incompatibles con la vida en cautividad. En la naturaleza, se mueven durante 20 horas al día, explorando el entorno, buscando comida, socializándose, cuidando a sus crías y buscando compañeros. Los elefantes viven en una red social que va más allá de su vínculo materno y que incluye familia, parientes lejanos, clanes…

Las condiciones a las que son forzados los elefantes que se usan en cine y TV repercuten y mucho, en su bienestar individual. Sus necesidades físicas y sociales siempre son secundarias. Para entrenar a un elefante el procedimiento estándar es arrancar a las crías de sus madres para ‘romperles el alma’ (una técnica que consiste en pegarles hasta que el animal no se rebele nunca más) y luego someterles a un duro entrenamiento. Conocido es el uso del bastón-gancho, una herramienta similar a un atizador de chimenea que sirve para pinchar, enganchar y golpearlos. Incluso si el domador no lo usa, este bastón es un recordatorio del daño que le puede hacer.

El cine debe hacerse sin crueldad ni daño

El entrenamiento de elefantes para la industria del cine esconde siempre secretismo, se hace lejos de los grandes sets de rodaje. Y conociendo las prácticas que hoy hemos explicado, y en pleno siglo XXI, dónde las técnicas digitales son increíblemente realistas, no hay razón para usar un animal real.

¿Por qué causar daño y sufrimiento, aunque no se vea en plató, si un 3D o un Animatronic pueden ser un elefante perfecto?

Para saber más, leer el artículo completo en Elephant Voices:
http://www.elephantvoices.org/elephants-in-captivity/-in-tv-and-film.html

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