Con este anuncio, la conocida marca de comida para animales Whiska, y la agencia de publicidad londinense AMV BBDO pretendían enseñar lo mucho que se parecen los grandes felinos y los gatos: el problema es que si para los animales domésticos rodar un anuncio no supone un trauma demasiado grande, para un cualquier animal salvaje esto implica ser arrancado de su hábitat natural, condenado a una vida en cautividad y entrenado con métodos a menudo violentos.
Y por este motivo, una empresa supuestamente conocedora del mundo animal, jamás hubiera tenido que incluir un leopardo en su anuncio.